[Extracto de Documento] El presente estudio se enmarca dentro de la implementación del Proyecto Trama, Red de Trabajadores de la Cultura.
Esta iniciativa, es impulsada por la asociación de cinco instituciones culturales chilenas: el Centro Cultural Matucana 100, Balmaceda Arte Joven, el Observatorio de Políticas Culturales (OPC), la Corporación Santiago Innova y el Programa Santiago Creativo de CORFO. Proyecto
Trama, ha sido posible gracias al financiamiento del programa Invertir en las Personas, de la Unión Europea.
El principal objetivo del Proyecto Trama es contribuir al desarrollo de un sector cultural de calidad y económicamente dinámico en Chile, a través de cuatro ejes principales: potenciar el mercado de las artes, formular propuestas de políticas públicas, profesionalizar a los trabajadores de la cultura y fomentar el respeto por los derechos. Para lograrlo se aplicarán, durante tres años, un conjunto de herramientas en las cuatro regiones donde se focaliza el programa –Antofagasta, Valparaíso, Maule y Metropolitana– y en cinco disciplinas artísticas –artes visuales, artes escénicas, literatura, música y audiovisual.
Esta publicación, que corresponde a una de las primeras actividades de Proyecto Trama, busca generar una línea base que permita medir los efectos del programa en la realidad de los trabajadores de la cultura de las cuatro zonas mencionadas. Pero, además, el proceso de investigación ha permitido el levantamiento de los potenciales beneficiarios del proyecto y la generación de contenidos relevantes que alimentarán diversas actividades del programa, tales como las capacitaciones, los talleres y la plataforma web, entre otros.
También con este diagnóstico se intentó responder a la necesidad de integrar la información acumulada sobre el sector artístico-cultural chileno que se encuentra dispersa y que en conjunto permiten tener una imagen más precisa del campo sobre el que se aplican las políticas culturales. Desde distintos organismos, principalmente el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, se han generado una serie de estudios, datos, análisis sobre la situación de las distintas disciplinas artísticas, pero no estaban agrupados en una publicación que los integrara a todos.
El estudio se diseñó como una “radiografía” del sector cultural de Chile, en el momento actual, sin perder de vista que solo abarca las cuatro regiones donde se implementa Trama. Pero sus conclusiones y las tendencias observadas, pueden servir de referencia para otros lugares de Chile y de antecedente para generar un diagnóstico a futuro que incluya a todas las regiones.
En todo caso, en la primera parte del texto llamado “Diagnóstico General” se consideraron todas las cifras de carácter nacional oficial disponibles.
A partir del Catastro de Trabajadores de la Cultura realizado, que consistió en una encuesta online dirigida a artistas, técnicos e intermediarios, y del enfoque del Proyecto Trama, se decidió que el estudio debía poner el foco en el trabajador de la cultura. Es decir, el documento se elabora desde el punto de vista del trabajador: en qué situación se encuentra; con qué herramientas cuenta; qué apoyo recibe; qué instituciones y leyes lo amparan; etc.
La definición de trabajador cultural en la que se basa este estudio, se enmarca en la perspectiva teórica del sociólogo norteamericano Howard S. Becker, quien a través de la publicación Los mundos del arte, desarrolla una teoría de la sociología del trabajo artístico. Becker concibe el trabajo artístico como una actividad realizada en conjunto, donde se presentan vínculos de cooperación, a partir de la división de tareas que suele efectuarse desde que se origina una idea hasta que es apreciada y evaluada por un público. Las relaciones que se generan en el proceso de creación de esta obra, es lo que el autor define como mundo del arte. Según sus palabras, “las formas de cooperación pueden ser efímeras, pero a menudo se hacen más o menos rutinarias y crean patrones de actividad colectiva que podemos llamar un mundo del arte”. Becker, por tanto, entiende la actividad artística como “las actividades que deben llevarse a cabo para que cualquier obra de arte llegue a ser lo que por fin es”.
Con esto presente, al abordar las problemáticas del trabajador artístico en esta investigación, se consideran las distintas etapas del proceso productivo de una obra. Para este propósito, se tomó por referencia la clasificación de las etapas del ciclo cultural propuesta en el Marco de Estadísticas Culturales de la Unesco, considerando: creación, producción, difusión, exhibición y consumo, como parte de la cadena productiva de una obra artística.
Las etapas del ciclo cultural dan cabida a distintos trabajadores, que clasificamos según su rol por artista profesional, intermediario de la cultura y técnico cultural, de una manera operacional que nos permitiera analizar los resultados de la encuesta realizada. Esta opción se basa en la falta de información diferenciada entre estos trabajadores, que tradicionalmente se han abordado desde la perspectiva del artista, o desde el trabajador cultural en genérico. Asimismo, según la experiencia de las instituciones involucradas en el Proyecto Trama, se plantea la hipótesis que estos trabajadores presentarían necesidades diferenciadas, relevantes de detectar para el diseño del proyecto.
El artista profesional es definido como el sujeto que cumple con las siguientes características: Es una persona que destina al menos ocho horas semanales al desarrollo y ejecución de obras de su autoría, o a la interpretación de obras de terceros. Se considera un artista una persona que logra percibir ingresos a partir de la distribución o venta de sus obras, o captación de derechos, y que expone su obra al público de manera sistemática. De igual forma, un artista profesional invierte, por sí mismo o a través de terceros, en la realización de sus obras, ya sea en materiales, instrucción u otro tipo de insumos.
El intermediario de la cultura, por su parte, es definido como el encargado de administrar la producción intelectual de artistas, generando un lazo entre ambas partes. En este sentido, ejerce como agente de distribución de primera línea, en contacto directo con el artista, como puente hacia la comunidad, pudiendo ser su objetivo el público u otros agentes de distribución.
El técnico cultural, se comprende como la persona encargada de implementar labores complementarias a la producción artística, que enriquecen o posibilitan la realización final de la obra del artista profesional.
Por otra parte, este estudio realiza un análisis por disciplina artística adecuándose a la población objetiva del Proyecto Trama, considerando las artes visuales, artes escénicas, literatura, música y audiovisual. Asimismo, pese a no ser una disciplina artística propiamente tal, se incluyó la categoría gestión cultural, ya que es un área donde el trabajador puede desempeñarse transversalmente en varias de las disciplinas artísticas. De esta manera, se buscó integrar en el catastro al gestor cultural de manera específica.
El enfoque metodológico del estudio combinó herramientas de investigación cualitativas –a través de la realización de entrevistas, focus group y talleres de retroalimentación, además de un trabajo en terreno intenso en cada región– y cuantitativas –generando datos a partir de una encuesta online, un catastro de entidades culturales y el procesamiento de datos secundarios–, que permitieran, por un lado, generar un conocimiento con cierto nivel de profundidad y, por otro, que abarcara a una población lo más numerosa posible.
A continuación se presentan los resultados de la investigación realizada, dividida en dos grandes apartados. El primero se refiere al escenario nacional del trabajador cultural, analizando, en una primera instancia, la situación en la que se encuentran en cuanto a condiciones laborales, previsión, formación, financiamiento y derechos, entre otros. Luego se pasa a revisar la realidad nacional en torno a la producción; distribución; difusión, comercialización y acceso de bienes y servicios artísticos, presentando las principales cifras y obstáculos del ciclo cultural en Chile.
El segundo apartado analiza la situación del sector artístico-cultural en cada una de las cuatro regiones en las que se focaliza el Proyecto Trama, trasladando la estructura del análisis general a esa realidad territorial.
Sin embargo, la información disponible no permite el mismo nivel de profundidad en el análisis, por lo que algunos temas sólo pueden quedar esbozados en el ámbito regional.
Posteriormente se da cuenta de las principales conclusiones del estudio y, finalmente, se especifican las referencias metodológicas de la investigación realizada.
Es importante destacar que la realización de este estudio no hubiera sido posible sin la colaboración de un gran número de instituciones, organizaciones y entidades de la cultura que apoyaron el levantamiento de información y la difusión del Catastro de Trabajadores de la Cultura, haciéndose parte de un anhelo del sector por conocerse y dimensionar el escenario en el que se desenvuelve.
Equipo de investigación
Bárbara Negrón, Directora del Observatorio de Políticas Culturales
Julieta Brodsky, Delegada OPC en Proyecto Trama y coordinadora general del estudio
Els Lauriks, Coordinadora Nacional del Proyecto Trama
Andrea Carvajal, Coordinadora Regional de Antofagasta del Proyecto Trama
Paola Ruz, Coordinadora Regional de Valparaíso del Proyecto Trama
Erika Valdés, Coordinadora Regional Metropolitana del Proyecto Trama
Carolina Loren, Coordinadora Regional del Maule del Proyecto Trama
Paula Orellana, Investigadora en terreno Antofagasta
Javiera Luco, Investigadora en terreno Valparaíso
Brenda Sandoval, Investigadora en terreno el Maule
Antonia Pössel, Investigadora en terreno Metropolitana
Javiera Novoa, Profesional de apoyo
Daniel Muñoz, Profesional de apoyo
Cinco Sentidos Consultores, implementación y análisis del Catastro de Trabajadores de la Cultura
Carolina Díaz, Encargada de Comunicaciones del Proyecto Trama
Paola Ríos, Diseñadora del Proyecto Trama